Alrededor del mundo de los suplementos realmente hay un montón de prejuicios y creencias, muy a menudo alimentadas por un conocimiento insuficiente de la materia.
Empezamos diciendo que los suplementos no deben ser considerados como sustitutos de una o más comidas, Recordemos que se trata de complementos alimenticios y que, por lo tanto, tienen por objeto suplir las carencias de los nutrientes que con los alimentos no podríamos ingerir en las cantidades adecuadas. Un ejemplo puede ser lo de la creatina, que durante un ciclo de fuerza resulta ser un sustrato energético fundamental, pero tomar cantidades importantes a través de alimentos sólidos resulta al menos imposible.
¡Un tópico muy común, por desgracia, es que quien utiliza suplementos de proteínas, en lugar de aminoácidos u otros, es un dopado, una gran idiotez! Sólo tienes que ir a documentarte en el sitio web de la AMA (Agencia Internacional de Lucha contra el Dopaje) y encontrarás que estas sustancias no son ni podrán ser consideradas dopaje, dado que están presentes de forma natural en los alimentos que comemos diariamente y actúan como macronutrientes, al igual que las grasas y los hidratos de carbono; además, se ha demostrado científicamente que estas sustancias no tienen efectos secundarios importantes en las personas sanas, sin trastornos renales o hepáticos.
No todo el mundo sabe que hay ciertas sustancias con límites de ingesta en términos de cantidades más allá de las cuales una sustancia se considera dopante, este es el caso, por ejemplo, de la creatina pero también de la cafeína común, de la que una gran parte de la población deportiva no abusa. Así que con respecto a este tema, por favor, antes de alimentar inútiles polémicas, documéntense.
Otra pregunta muy curiosa pero nada banal: si una persona toma un suplemento (específicamente un pre-entrenamiento que contiene una mezcla de carbohidratos, aminoácidos diversos y estimulantes como la cafeína y la taurina) ¿Los efectos que percibe el sujeto durante el rendimiento son atribuibles a los efectos fisiológicos de las sustancias contenidas o existe también un componente placebo?
Analizando varias investigaciones científicas independientes que han estudiado dos grupos de atletas (divididos con el método doble ciego) durante un mesociclo de entrenamientos de 2 meses durante los cuales han realizado las mismas sesiones de entrenamiento con pruebas físicas y antropométricas al principio, mitad y final del ciclo, se constató que los sujetos que utilizaban el suplemento habían obtenido mayores aumentos de fuerza y mejoras en los valores antropométricos que aquellos que durante este período habían utilizado un placebo equivalente en términos de calorías.
De este análisis se desprende que si un atleta, es decir, un sujeto capaz de conocer sus propios límites y de buscar la intensidad adecuada en sus entrenamientos, utiliza suplementos específicos seguramente los beneficios serán evidentes.
Para concluir, se puede decir que teniendo en cuenta todo, para obtener buenos resultados, incluso en su gimnasio en casa, no se puede prescindir de entrenamientos intensos y bien estructurados asociados obviamente a una dieta correcta y equilibrada, específico de acuerdo con el deporte y el atleta. Dicho esto a todos los neófitos que dan sus primeros pasos en el mundo del deporte aconsejaría optimizar en primer lugar los entrenamientos y la dieta, y luego en un segundo momento pasar a los suplementos, muy importantes pero no ciertamente pociones mágicas.